Hoteles a Metz

Situada al noreste de Francia y atravesada por el río Mosela, Metz es una ciudad con más de 3000 años de historia. Durante todo ese tiempo ha sido capaz de fraguar un patrimonio histórico inigualable, con estilos arquitectónicos de todas las épocas. Además ha cultivado otros muchos atractivos, como su rica cultura, su deliciosa gastronomía y sus numerosos espacios verdes. En resumen, una ciudad viva en la que se pueden encontrar influencias de los países vecinos, Bélgica, Luxemburgo y Alemania. Éste último tiene una gran importancia en la historia de la ciudad ya que Metz estuvo anexionada durante varios años en los siglos XIX y XX a este país.

Una vez en la ciudad de la región de Lorena, no olvide probar las especialidades culinarias de Metz. Una variedad de la ciruela, la mirabel, es el producto más típico de la localidad y el ingrediente estrella con el que se prepara la famosa tarta de ciruelas. El fruto tiene incluso una fiesta en su honor a finales de verano, cuando empieza la recolecta. También puede degustar la quiche y otros platos típicos elaborados con productos locales.

Metz es también una ciudad viva y cautivadora en la que se organizan varios festivales y eventos temáticos al año y que dispone de actividades acuáticas y deportivas para el disfrute de los visitantes. Además, cuenta con hermosos lugares en los que pasear a pie, a caballo e incluso en bicicleta gracias a su red de pistas ciclables.

Metz reúne un incontable patrimonio arquitectónico, por lo que necesitaría una larga visita para descubrirlo todo. Entre los tesoros de la ciudad se encuentra la catedral de San Esteban, de estilo gótico y con espléndidas vidrieras que forman la colección más grande de toda Europa: aproximadamente unos 6.500 metros cuadrados de cristaleras que fueron realizadas por diferentes artistas durante varios siglos.

Inaugurado en 2010, el Centro Pompidou-Metz es una auténtica joya, tanto por sus exposiciones como por su magnífica arquitectura. La galería, que se encuentra en el barrio del Anfiteatro, es una descentralización del que hay en París. Merece la pena igualmente visitar el Museo de la Cour d’Or, que alberga varias colecciones de diferentes épocas y temáticas: arqueología, arquitectura, historia militar y bellas artes. Además, el edificio es cuanto menos interesante, ya que se trata de una especie de laberinto.

La influencia alemana sobre la arquitectura de Metz se puede apreciar recorriendo el barrio Imperial. En la primera anexión al país vecino, que tuvo lugar en 1870, se construyeron algunos edificios muy representativos de esa época, como la estación de tren, la Puerta Serpenoise o la impresionante iglesia de Santa Teresa del Niño Jesús.

La forma más económica y rápida de llegar a Metz es comprando un vuelo desde España a cualquiera de los aeropuertos de París o al de Luxemburgo. Para llegar desde la capital francesa hasta la ciudad de destino puede coger el tren de alta velocidad que tarda solamente 80 minutos. El aeropuerto de Luxemburgo está todavía más cerca de Metz, a tan sólo 60 kilómetros.

Existen diferentes alternativas para conocer Metz. Una de ellas es el trenecito turístico, que en poco menos de una hora recorre todo el centro histórico y los principales monumentos de la ciudad. En barco es otra de las opciones, navegando por el río Mosela mientras disfruta de las increíbles vistas de la urbe. También hay autobuses turísticos que recorren Metz y la ciudad vecina de Nancy, donde podrá alojarse en el Hotel Campanile Nancy.

Enlaces de interés: http://tourisme.metz.fr/es/

http://www.centrepompidou-metz.fr/

http://www.lux-airport.lu/